El oceano golpeaba con cada ola la costa esmeralda y con cada golpe mi corazon sentia un inexplicable sentimiento de joze. Me encantaba acostarme junto al agua cada noche y mirar a la luna mientras las multiples y centellantes estrellas surgian como por arte de magia en el oscuro lecho del cielo.
El lugar estaba asumido en la serenidad, algo que tanto me gustaba y disfrutaba cada vez que me era posible. Comenze a juguetear con el agua haciendo distintas formas en el aire, como dragones o aves hechas de pura agua del oceano, cristalina, translucida y armoniosa como el cielo de aquella noche.